Efectos de la deflación en los mercados japoneses

La economía japonesa ha experimentado extraordinarias condiciones económicas estables desde la burbuja económica de los activos financieros a finales de 1980. La deflación, una mezcla del bajo nivel de desempleo, junto al PIB per cápita del país, han llevado a una situación económica muy singular dentro de la pequeña nación. Rivalizando a los Estados Unidos en el dominio económico de las últimas tres décadas, la economía japonesa está basada en la exportación y venta al por menor.

Japón reportó 5 billones de dólares en el PIB nominal, sin embargo, solo se centran en los sectores de electrónica y fabricación de automóviles. Estas áreas no siempre han sido los sectores clave de crecimiento, ya que las bienes raíces, juegan un papel importante en el PIB global. Un aspecto clave de esto, se deriva del crecimiento y valoración de inmuebles  causado por la “burbuja de activos”, después de la caída de la bolsa en 87 años. El sentimiento de inversión y la falta de gasto de los consumidores durante este período, llevó a una contracción en el PIB, en el crecimiento económico y las presiones deflacionarias.

Japón como un caso de estudio económico, es bastante interesante, ya que descubre el equilibrio entre el crecimiento, el desempleo, la política monetaria y fiscal. En una gran parte del mundo desarrollado (paises pertenecientes a la OCDE), los países que experimentan contracción en el crecimiento también van a experimentar un alto desempleo y bajos niveles de ingresos sujetos a impuestos. Este estilo no se ha aplicado a Japón desde finales de los 80, ya que los economistas se centran en el ahorro y en el gasto de los consumidores como factor clave diferente.

El gasto en la mayoría de los casos se debe a la confianza del consumidor y al apetito del riesgo de los bancos centrales, en la mayoría de los casos, esto se debe a una consecuencia de la apretada política monetaria del país. Japón, en un intento de impulsar el crecimiento económico comenzó a debilitar sus niveles de riesgo monetario y a dejar las tasas de interés a niveles bajos. A diferencia de otras economías, esto tuvo poco impacto en el gasto de los consumidores, con tasas de ahorro en máximos históricos.

Los economistas creen que el carácter conservador del inversor japonés llevó a más debilidad financiera, con la consiguiente extensión del período de recesión y deflación. Lo que los economistas encontraron acerca de la situación económica de Japón durante los años 80 y 90 fue el hecho de que los niveles de desempleo se estabilizaron durante ese período. Esto tuvo una consecuencia no sólo en la economía nacional, sino también en los niveles de inflación, con una mayor conciencia de los efectos de la deflación.

Sin embargo, la cuestión clave, durante este período fue el impacto que la deflación podría tener sobre la economía japonesa a largo plazo. La inversión en la industria local se ha visto afectada, pero la toma de conciencia y atención se desplazó hacia el comercio internacional y su mercado de exportación en el extranjero. Los fabricantes de automóviles y productores electrónicos fueron capaces de acceder a nuevos mercados y transformar la economía de Japón en una potencia mundial. Es por esto que la deflación se convirtió en un punto secundario detrás de la sostenibilidad global de la economía japonesa.

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